Objeto, instrumento, límite, símbolo, territorio. Arriba, abajo y
mucho más.
Conjunto encaminado por 4 senderos: 1) Poético (verbalidad) 2) Exacto
(función) 3) Místico (alegoría) 4) Errante (…)
1) El primer camino cita la caída imposible de la belleza frente a la
función.
Aquí se enuncia su fortaleza poética que es la música y la prosa
narrativa, la cual se ubica en los senderos místicos, desviada.
Frente a la literatura es un camino ciego, enceguecido. Superpuesto
por el rigor matemático frente a la poesía. Su función retiene valores de los
círculos del mundo, que se poseen en el simbolismo de la palabra.
Esencia por palabra es lo que acoge la música, las notas y los
silencios que estén comprendidos
entre dos líneas divisorias componen un compás. Es el límite íntegro,
como lo es también en sus otros tres caminos, así se puede relacionar su
geometría existencial dentro de la definición sobre como caracterizar al
compás.
2) Otro camino a la existencia del presente es lo exacto o camino
remitido a su función más que nada material.
Elemento indispensable y obligatorio a bordo de toda embarcación/
educación (los viajes también enseñan) el compás siendo testigo de la
imperfección material expone su dominio y su precisión en trazar tiempos,
ciclos y hasta mundos.
Cuerpo geométrico y geográfico, espíritu de la medida, dinamismo
constructor en la hoja del estudiante expone círculos como idea más sincera,
más veraz.
Pero mar adentro también genera mundos: El compás de esfera es el
compás náutico más básico que los propios humanos, cuando deseamos viajar a un
destino remoto y desconocido nos valemos para no perdernos. Tiene varias líneas
de fe y su cubeta está cubierta por un cristal semiesférico que actúa de lupa,
para leerlo el observador debe alinearse con la línea de fe.
Para enunciar de a poco, la faceta divina, esencial y simbólica del
compás presencia en cualquier ámbito que se lo refiera. En el caso del compás
de esfera se señala su utilidad con elementos como la fe y alegorías que de su
instructivo pueden surgir.
3) El tercer camino absorbe el simbolismo del artefacto, la veneración
de lo simple.
La mente se enfocó en él y lo designó como uno de los tantos símbolos
divinos, compañero del ojo que todo lo ve, la estrella de 6 y 5 puntas, la
escuadra y la plomada.
Sus fieles fueron, también, los masones libres o los Francmasones.
Ellos rigieron y rigen culto a su existencia.
En el dominio simbólico de los masones libres el compás se impone como
el gran arquitecto, manifiesto terrenal del cielo y el mundo espiritual.
Delimita un círculo tenido como imagen de lo absoluto, de algo que tiene
principio y fin en sí mismos.
Los distintos ángulos del compás denotan distintas fases de la
evolución espiritual. En ejemplo 90° (respecto a la escuadra) el equilibrio
entre las fuerzas espirituales y materiales.
La diferente combinación de estos elementos expresan variados órdenes:
La escuadra puesta sobre el compás significa el predominio de la
materia.
Los dos instrumentos cruzados significan el equilibrio (orden expuesto
en la bandera masón).
El compás sobre la escuadra significa la primacía de lo espiritual.
4) Podemos definir vanamente al compás como la herramienta del
creador.
El camino Errante es la imposibilidad del Espiral.
Dentro de su intención funcional se halla la entidad imposible y
cercana en la existencia del
compás, es el Espiral. La curva próxima a la del objeto que no se
concreta.
Es una marca atemporal, infinita. Omitida para la materialidad del
aparato porque el sí es temporal. El sueño frustrado, ilimitante.
REFLEXIÓN
Como el cuerpo al hombre el artefacto limita la esencia divina. La
tarea práctica, rutinaria, del compás la aprisiona. Se percata que el real
lugar del compás no es el predominio de la materia, sino de esencia en el mundo
de principios ideales. Como constituyente de la idea creadora, dominio del
tiempo que rota, transcurre, la materia su línea y su eje el espacio, el compás
será siempre el ARQUITECTO DE LA MENTE.
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